Cadáveres a go-go by Ralph Barby

Cadáveres a go-go by Ralph Barby

autor:Ralph Barby
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Policial
publicado: 2018-07-26T22:00:00+00:00


CAPÍTULO VIII

Glory terminaba de ducharse.

Había dormido gracias a unas pastillas que había tomado, pues estaba segura de que recordando lo que descubriera en el cottage de Stephen Warrone, habría sufrido un insomnio incapaz de vencerlo por sí misma, por ello recurrió al fármaco.

Secó cuidadosamente su cuerpo esbelto y un tanto delgado, de líneas muy concretas.

Se quitó la capucha de plástico con la que protegiera sus hermosos cabellos negros, espesos y largos, que se desbordaron sobre sus hombros, espalda y por encima del busto duro y joven.

Se cubrió con una bata corta y blanca, estilo judogui, sacudiendo el cabello mediante unos movimientos de su cuello.

Hundió las puntas de los pies en las chinelas y descorrió el cerrojillo del cuarto de aseo para pasar a la habitación.

Quedó quieta, sorprendida, mirando fijamente a los dos hombres altos, vestidos de oscuro y con gafas de cristales ahumados. Las sonrisas cínicas que lucían en sus bocas la asustaron, mas no quiso demostrar su miedo.

—Hola, encanto.

Tras el saludo de uno de ellos, el otro, que llevaba un periódico enrollado en su mano, a modo de cilindro, preguntó:

—¿Tú eres Glory?

—Sí. ¿Quiénes son ustedes, qué buscan aquí? Inquirió sintiéndose como si llevara menos ropa de la que realmente vestía.

—Es mona la chica… Una pena.

Ante aquellas palabras que no presagiaban nada bueno, Glory Witside saltó hacia atrás tratando de retroceder al interior del cuarto de aseo para protegerse dentro de él, mas no lo consiguió.

Se sintió agarrada por los cabellos y le dieron un brutal tirón hacia atrás, obligándola a lanzar un chillido. De inmediato, le taparon la boca, advirtiéndole:

—Si gritas, te partimos la cabecita como si fuera una nuez. No creo que eso te guste, eres una chica joven y bonita, aún puedes disfrutar mucho de la vida.

Mientras era sujetada por el cabello, forzándola a levantar el rostro y torciéndole el cuello en el que sobresalió la laringe, el otro tipo desenrolló el periódico frente a sus ojos.

—¿Te agrada el Herald? Hoy trae una noticia muy escandalosa en primera página.

Dan Karther había conseguido de la dirección del periódico que la carta anónima enviada por Glory se publicara y entre las palabras, bien enmarcada, aparecía la singular y espeluznante fotografía de los frascos de cristal, algunos de ellos conteniendo órganos humanos.

Gracias a la profesionalidad de Karther y al buen material empleado en películas se obtenía el efecto deseado.

Más abajo había un gran espacio en blanco con una cruz muy significativa y el anagrama latino R. I. P.

—Ese Karther, tu amigo, que ha preparado esta primera página del Herald, es muy teatral y efectista. ¿No estás de acuerdo en eso, pequeña?

Glory miró al hombre que tenía enfrente con los ojos muy abiertos. Estaba terriblemente asustada y ni siquiera podía gritar para que alguien acudiera a socorrerla.

—Ha sido una estupidez por tu parte meterte en lo que no te importa —le dijo al oído el tipo que la sujetaba por la espalda, mientras el otro le hundía el puño en el hígado con efectividad, sin consideración alguna a su condición de mujer.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.